Cómo entutorar las tomateras: la técnica esencial para cultivar bien tus propios tomates, en el huerto o en casa

La técnica básica que separa al hortelano de balcón del cultivador con criterio, según los consejos del bloguero de “La Huertina de Toni”

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Joana Costa

Editor

El sistema más básico —y más usado— es el tutor vertical individual. Se trata de clavar una caña, varilla o palo (de madera, metal o bambú) junto al tallo principal, y atar la planta cada cierto tramo con hilo flexible o cinta.

Según el libro del influencer, aunque se trate de un cultivo que puede crecer bien sin un tutor, se recomienda ponerlo sobre todo para mantener los frutos "a salvo", ya que en contacto con el suelo podrían pudrirse.

Además, recuerda que al mantener la planta erguida se mejora la aireación y se favorece la luminosidad que le llega a la planta, de forma que mejora, indirectamente, la floración y el cuajado de frutos.

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Atar sin estrangular

El truco está en atar sin estrangular. Se recomienda hacer un lazo en forma de ocho: uno rodea la planta, otro el tutor. Así se evita dañar el tallo cuando el tomate se estire, que lo hará con más entusiasmo que estructura interna.

Para quienes tienen muchas tomateras, el entutorado en zigzag con cuerda horizontal o en espaldera con red puede ahorrar espacio y dolores de espalda. Es ideal para cultivar en hileras, y mantiene todo ventilado y ordenado.

Tutores con previsión

Importante: el tutor debe colocarse al principio del crecimiento. Si esperas a que el tomate esté crecido, clavar algo al lado puede romper raíces. Prever antes de plantar es la clave para no lamentar después con cada tormenta.

Otro error común: usar materiales que se pudren o calientan demasiado. La caña es barata, pero se degrada. El metal puede abrasar el tallo. Lo ideal es encontrar un punto medio entre resistencia y compostabilidad futura.

Además del soporte, entutorar ayuda a prevenir enfermedades. Al elevar la planta, mejora la ventilación, evita que las hojas toquen el suelo húmedo y reduce la aparición de hongos como el mildiu traicionero.

Y por supuesto, esta tarea también facilita la cosecha. No hay que andar rebuscando entre ramas caídas ni levantar ramas con una mano y cosechar con la otra. El tomate en tutor se muestra, madura mejor y se deja coger con orgullo.

Entutorar no es un gesto estético, es una declaración de principios hortícolas. El que lo hace bien, cosecha sin más. El que no, tiene una selva. Y el tomate, merece un buen soporte vertical, un buen respaldo.

Foto | Skyler Ewing

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