No saben si son gamberros. No saben si son borrachos. Pero sí saben que son reincidentes y, además, saben que la tienen tomada contra varios establecimientos de la calle Melquíades Álvarez, en el centro de Gijón, que ven cómo de manera reiterada su mobiliario urbano, sus vitrinas o los reconocimientos de guías y premios se vandalizan constantemente.
Ricardo Señorán, del restaurante Farragua, y Lara Róguez, del restaurante Abarike, son dos de los hosteleros más afectados por esta plaga que, como dicen a varios medios locales, es reiterada.
"Rompen cristales y las plantas, tiran huevos y arrancan las placas de la fachada", sintetizan sobre actos vandálicos que se repiten, siempre con nocturnidad, casi día sí y día también. Ricardo Señorán pone un ejemplo en El Comercio: "Nos han reventado las jardineras más de 25 veces", lamenta el hostelero extremeño afincado en Asturias.
Muy cerca de la Plaza Mayor de Gijón, tanto Farragua como Abarike son víctimas de una zona muy concurrida y mucho ambiente que, también, permite que gamberros de todo pelaje campen a sus anchas, especialmente en la protección de la noche.

El peaje de Abarike ha sido muy reciente. Sería el pasado domingo 1 de junio cuando se ensañaron con varios elementos, no solo de la fachada, sino incluso de la puerta trasera del local, como si se hubiera intentado forzar la entrada.
"Arrancaron las placas de reconocimiento de Guía Repsol, rayaron la de Guía Michelin, y destrozaron la vitrina de los menús", explicaban fuentes del restaurante al diario local El Comercio. A eso, además, había que sumar que quitaron los tornillos de la cerradura de la puerta trasera.

Los sucesos, por desgracia, no son excepcionales. Otro local, puerta con puerta prácticamente, también ha sufrido las consecuencias de esta ola de vandalismo. Es el caso de Inferno Gastrobar: "Nos rompieron la luna del establecimiento y, por la parte de atrás, cada poco tiempo también hay desperfectos", lamentaban. "Sin contar las pintadas de la fachada", añadían.
De momento, los hosteleros de Gijón solo piden que el ayuntamiento instale cámaras en la zona que pueda vigilar la zona de noche porque, como explicaba Señorán, "creemos que son actos vandálicos, pero es desesperante porque es continuo".
Imágenes | Abarike